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- Sueños -

¿Cuántas veces había visto a mis ojos entrañar algo que nunca antes recordaba? Si no fuera noche, las dulces estrellas habrían de conseguir algo más de mí que no fuera lágrimas desastrosas.

Claro, entre los perversos deseos que encuentro junto a mi lecho o las pobres caricias derretidas por la frialdad de las sábanas, he de decir "noches, no son buenas sin ti".

Desearía que alguien escuchara tales rezos oscuros, pero bajo la perdición de mi mente sana, estoy más cuerdo cuando dejo de lado todo raciocinio. Sin embargo, no puedo olvidad cuánto odio se junta entre estas horas, cuando el sol no desea despegar sus ojos del eterno descanso al que nos somete.

Aquí es cuando empiezo a desvariar: estoy solo, pero la carne a mi lado no deja de emitir calor. No recuerdo la última vez que esa... esa cosa me dijo una palabra de aliento, tan sólo que sí recuerdo el olor de su pútrida persona. Ojalá nunca recuerde su nombre, porque desconozco a quien nunca me ha valorado como soy.

Ya... puedo encontrar una respuesta. ¿Por qué la almohada se mueve por encima de su rostro? Dulces son sus movimientos y los sonidos que emergen. ¿De dónde viene ese dolor? De mí no, eso es seguro. Mira, ya dejo de moverse. ¡Jajá! Ahora puedo dormir tranquilo.Que buenas noches serán a apartir de hoy.

- Anoche -

Anoche desperté, pero no sabia que debia estar despierto,
ví la luna pero no habia una luna entre mis sueños.
Blanca, plateada y hermosa,
como el rostro de una joven sin pecados.

Noche nublada pero no era de noche,
sin embargo la luna era plateada.
Su luz era blanca, y su dirección era mi rostro adormecido, pero no era un sueño.

Fuerte y brillante era su luz pero
me arrullaba para la noche nublada.
Pero no habia nubes frente a ella, pues era
un sueño hermoso, pero ¿Realmente fue
un vívido sueño?

Anoche estaba dormido, pero sabia que me encontraba despierto,
fue la luna que me eligio para admirarla en la noche.
Bella luna, virgen de hermoso rostro y brillante paz,
me has dado una vista bella en el sueño que no era sueño.

No estaba despierto y tampoco estaba dormido,
pero la luna me cobijó para recordarla con toda
la belleza que tenia cuando me miró a los ojos...

Gracias, hermosa luna...

- Rugido -

Que triste ¿Verdad?
Es lo que el ave ha dicho
mientras el coyote moría.

Brotaba el nuevo amanecer
con yagas en las raices
ancestrales de su vida oscura.

Corria en el pasado, y cazaba,
y su sombra se perseguía
junto al jaguar que enseñaba
artes hermosas y demenciales.

Las verdes estepas se cubrieron,
y el miedo se hincaba ante bestiales
reyes de la salvaje brutalidad.

En sus fauces la vida se ahorcaba,
pero como honor en su vida abarcaba
no profirió mayor conjura en su contra
que trazar venganza por sobre la raza.

Traicionado por su fiel amistad,
la carne fue más debil y el jaguar
se aceleró en su contra, vil exodo de un nuevo siglo, creando la ira de los dioses.

Y muerto el coyote ¿Porque?
Solo atrapó una presa que su maestro
no alcanzó... Vaya paradoja,
"maestro mata al pupilo..."