miércoles, agosto 24, 2005

Epilogos - 5

Se nota que a la banda del cerebro.com le gustó esto de meterlos en mis historias, y es que sus apodos (bueno, nicks) quedan muy bien para lo que me ando aventando... Ahora toca turno no solo a otro clan, sino tambien a una base literaria de la cual casi no hago uso: El terror. Y es que meter algo con demonios y brujas es facil (Digo, yo lo hago) pero dar miedo, eso SI es dificil... Espero que esto salga bien, jeje... Ya saben, si necesitan encontrar un poco de retorica y entendimiento a mi enfermedad conocida como Colmillos de Guerra, dense una vueltecita por el post de "Inicio" y ahi le van a entender... Saludos!!! Y perdonen el retraso, tuve un gran desmadre con mi computadora y por eso no habia podido hacer nada...

Colmillos de Guerra: La Cruz Negra.
Virtudes: Justicia (Parte 1)

Jamás, nunca jamás volveran a abrir sus ojos... El horror era en demasía para esos jovenes... ¿Tan marcadas han quedado sus mentes, que hasta el minimo impulso de oscuridad los lleva por senderos que no buscan más que la desesperación por la libertad de una muerte piadosa?

El jefe de la aldea pensaba que algo asi debia ser solo producto de la magia que habitaba fuera de sus fronteras, pero cuando las sombras que habitan más alla de los prados verdes son más salvajes que los animales del bosque... Cuando el siseo del viento puede matar con más vicio que una serpiente... Y cuando el tronar de las ramás significa el final de un camino, y la perdición del alma humana... En esos momentos, el jefe de la aldea sabia que entonces lo que pudo haberles pasado a los muchachos podria haber sido mucho peor que simple magia.

El hombre fuerte y aguerrido era un estereotipo en aquella villa, pero no debia faltar el uso de la mistica en aquellos paramos olvidados por los dioses... Asi que el chaman era la persona adecuada para solventar aquel tragico accidente. Y asi debio ser... Aquel anciano envuelto en ropas hechas a partir de la piel de serpientes variopintas y mamiferos del bosque entró a la choza donde aquellos cinco chavales se retorcian en su propio dolor mental; A través de sus enfermos ojos rojos, el brujo tribal tomó la cabeza del primer jovencito. Le observó detenidamente, volteó su rostro de arriba a abajo y despues de izquierda a derecha; tomó unas hojas de un bolso pequeño que tenia atado a su cintura mientras cantaba alguna especie de rito satanico a los oidos del resto de la villa... "Cala-can, nef-tra... Cala-can, dugra-sed... Cala-can, nef-tra..." Repetía cotinuamente aquel anciano, mientras ponia aquellas hojas en los labios del joven. Despues de repetir varias veces el cantico mordió su propio labio, y dejando unas gotas en el pequeño racimo introdujo la extraña sustancia en la boca del muchacho... Y al momento lanzó un grito tan desgarrador que facilmente hubiera congelado el infierno del que nuestros padres nos han hablado...

¿Que habría sucedido, entonces, si hasta el chaman habia muerto al querer salvar la mente del joven?

La terrible verdad se descubrió al momento. El joven finalmente abrió los ojos... Pero aquellos ya no eran sus ojos. Habian sido desorbitados, se perdieron bajo algun dominio ulterior al normal, se habian vaciado de toda razón humana... Podridos, desperdiciados, atascados en su propia debilidad...

Los aldeanos perdieron su propia confidencia al ver en el suelo a su chaman, a su lider espiritual, pero más se perdieron en el temor cuando empezaron a escuchar las palabras del joven...

"Su aliento es como el viento helado de las montañas del sur... Su voz tan destructora cual el poder de los Primeros Espiritus... Su aspecto, impío si no es que peor que el de los demonios arcaicos robaba el alma... Y sus ojos... ¡Sus malditos ojos!"

Los bosques de Arathien nunca habian sido lugar para nosotros, los humanos, pero eso no iba a detenernos a mi o a mis compañeros... Queriamos entretenernos buscando tesoros escondidos, más sin embargo no encontramos más que el desprecio del destino. Buscamos tierras para divertirnos a lo largo y ancho de nuestra corta existencia, pero la vida nos cuesta más a nosotros que a esos "monstruos" que existen fuera de nuestra raza... Asi que decidimos hacer lo impensable... Decidimos acarrearnos problemas, pensando que tan solo encontrariamos diversión y quiza algo de riquezas...

En Arathien se decia que crecían árboles tan grandes como para alcanzar las nubes, y sin embargo contenian vidas propias fuera del alcance del dios de la naturaleza Asmodeus, que los humanos conocen como Percival. Eran seres malvados que cambiaban las rutas del bosque, para que gente incauta quedara atrapada en esos sitios terribles. Tambien se hablaba de animales tan grandes y peligrosos como arañas y carroñeros enormes, criaturas del mal que no acechaban para alimentarse sino por el contrario, buscaban tan solo una victima para satisfacer sus deseos malsanos... Y se contaba de gente que viajaba por dentro del bosque, seres oscuros como sombras e igual de agiles; Poderosos como cien hombres fornidos de la villa y con capacidades tales que nuestro chamán se veria reducido a un niño jugando con fuego. Pero deseabamos verlo con nuestros propios ojos, sentirlo en la piel y saber en verdad acerca de esos misterios...

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