lunes, agosto 22, 2005

Epilogos - 4

A base de cosas, luego me da por escribir lo que escribo... Con faltas de ortografia, con malos entendidos, con pequeños (o grandes errores) de historia que se contradicen unos a otros... Pero al final es lo que yo siento, no? Bueno, pues espero que este ultimo post (hasta ahora, claro está) les guste... Para quienes nos sepan ni que onda visiten este post, para que se den una idea.

Hola, adios.

Colmillos de Guerra: Los Lobos Solitarios.
Sonido de Eternidad: Avatar.

"Perdoname por tantas tonterias que he cometido... Perdoname por todas las veces que te he engañado... Perdoname por todo lo que nunca te he podido decir, ni por todo aquello que debía esconder... Perdoname, pues hasta el día de hoy no me habia dado cuenta de la importancia que tenias en mi vida... Perdoname..."

Bajo su capucha, entre aquellos largos cabellos rojillos, tres suaves gotas de agua salina bajaron y se mezclaron con la lluvia incesante que golpeaba el ultimo descanso de aquel cuerpo inerte, sin vida... Despojado de toda esperanza al haber sido acribillado por sus enemigos en aquella batalla a muerte. Y a su lado, una hermosa dama permitia que la melancolia se apoderara de ella como si una flama en su persona estuviera apagandose día con día, a cada segundo.

Más sin embargo, ella no se encontraba sola... No solo por los cientos y cientos de cuerpos de gente con aspecto humano que fueron destazados o quemados, o quienes fueran hechos victimas de cada cantidad de lugubres castigos que solo en las guerras se hacen validos... Tampoco se trataba de los cuerpos de demonios variopintos y poliformes, quienes habian sido derrotados bajo las habilidades unicas de esta gente con las espadas, las hachas y sus propias garras. Se trataba tan solo de cinco personas, que como esta dama, habian perdido a alguien pero a diferencia de la misma, no se dejaban derrotar por aquel suceso...

- Akasha... Por favor, debemos salir de este lugar maldito -Dijo una voz ferrea y tosca- No sabemos si los ejercitos podran defendersede una tercera oleada de demonios...

-Mucho menos sabemos si todo esto no fue tan solo una prueba del poderio de "Aquel" en nuestra contra -Agregó una voz más dulce y sencilla como la del viento en otoño- ¡Sí, hoy perdímos a muchos hombres y mujeres vaientes, pero si queremos honrar, o vengar o recordarlos debemos de seguir vivos para hacerlo!

Ciertamente... Mucha gente murió, y su raza ya estaba acostumbrada a perder gente como ese día, a ganar como en otras ocasiones... Pero algo en ella habia cambiado la rutina. Frente a ella se encontraba el cuerpo de un hombre maduro, de barbas y cabellos negros, mezclados con sangre y un fetido olor a muerte... Su cuerpo, cubierto por una armadura completa, hecha en plata y engarzada con rocas de tantos colores como el arcoiris, habia sido mancillado por una lanza en su corazón y por varios ataques acometidos por algun arma punzocortante en el resto del cuerpo. Le seguia llorando, y con cada lagrima en sus dedos nacia una chispa incolora, inherente a su propio dolor, pero sencilla.

Sus compañeros no captaron aquello con rapidez, pues debian mantenerse alerta a cualquier sorpresa que pudiera depararles los demonios y sus aliados... Ni siquiera la mujer sabía que sucedia consigo misma. Pero con cada lagrima que derramaba sin pena mayor que la de aquella perdida, la lluvia a su alrededor empezó a arreciar como si tuviera vida propia, la tierra temblaba cada vez más fuerte y empezaba a tragarse los restos de los demonios. Todos dieron cuenta de aquellos hechos, y como por inercia motivada, observaron a su compañera con miedo e intriga...

-Por los dioses que crearon al mundo... -Dijo un joven con un hacha en su mano, tan roja como la sangre misma- Akasha... ¿Desde cuando... desde cuando eres... un...?

-¡No digas ese nombre en estos momentos, Rumpukitara! Lo ultimo que deseamos es atraer la atención de los Antiguos Demonios... -Dijo el mismo hombre de voz ferrea al ver como alrededor de Akasha se revolvian las diversas fuerzas magicas que el universo habia puesto al servicio de los diferentes clanes.

En la mente de la fémina solo se exponian momentos arrinconados por el pasado, pero los cuales empezaron a agolparse uno tras otro anteponiendose a todo... Recordaba cosas tan triviales como la primera frase que aquel hombre le habia dirigido cuando se conocieron hacia tantos años, e inmediatamente el recuerdo de sus viajes por las montañas del nevado sur tomó fuerza... Nada más le importaba. Sentía dolor con cada memoria pasada, pues le hacia pensar en todas las faltas de respeto e incoherencias que se tenian el uno al otro...

Posiblemente si no hubiera sido su primo, y futuro esposo, la persona que la tomtó bajo su cargo en la milicia del clan no hubieran tenido tantos problemas... Akasha siempre habia sido orgullosa y temeraria con todo y todos, pero aquel hombre tenia una responasbilidad con su propio rango y no podia permitir faltas de respeto, incluso a base de lo que él sintiera por ella... "Y por eso mismo murió el día de hoy... Por lo que sentía hacia mi... Si tan solo hubiera pensado mejor su acción, él seguiria vivo y yo podria descansar en paz."

-¡Nunca digas esa estupideces como esas, Akasha Himura! -Gritó la dama de la voz dulce- El señor Harlock sabía lo que hacía, pues nadie más en estas tierras tenia la misma concepción del pensamiento racional que él! ¡Jamás digas que su sacrificio hacia ti haya sido en vano!

-Jamás dije que su sacrificio fuera en vano, pero debes saber que a difrencia de él, mi muerte no será más que otro numero añadido en la agenda de nuestros cementerios...

¿Acaso no Harlock tenia una importancia cuasi divina para el clan? Era de los pocos Lobos que habian conseguido amaestrar los elementos a su disposición como varias armas, estilos de pelea y la magia que usaban la Cruz Dorada, Negra y los Zenobianos... Tal vez esa clase de educación importida a través de los años para varios guerreros es lo que los hacía valiosos, lo que les permitia controlar a otros como ellos para pelear sus guerras... Era lo que les daba la chance de ser mejores... ERa todo para ellos, incluso despues de la muerte...

Y Akasha no lo deseaba para Harlock... No, ella no deseaba tener a su lado el recuerdo de un hombre que la amaba, pero que murió sin saber que ella sentía lo mismo por él... Y nuevamente sentía como su corazón era despedazado por el dolor de aquella perdida en su vida.

-Lind, Rumpukitara, todos... -Dijo Akasha mientras se levantaba, creando un misterio de suceso, pues a su alrededor el tiempo y el espacio se desvanecian en continuas oleadas de rarezas, pues como si de un vidrio se tratase, el mundo se vislumbraba como si de un velo se tratase, recreando todo pero con aires de muerte y destrucción... Era como ver al mundo pero enfermo- ¿Recuerdan que misión tenia planeada Harlock para despues de regresar a la ciudad de Stratos? ¿Lo saben?

-¿Que...?-

-¡¿Saben o no!? -Volvió a repetir la mujer, ahora confundiendo su voz con la de los truenos que arreciaron cuando alzó su voz.

-No estoy... realmente muy seguro -Contestó Rumpukitara un tanto atemorizado por aquella demonstración de fuerza interna, aunque en verdad no sabia con seguridad lo que debia decir- Tan solo sé que... que tenia algo que ver con la profecía... del hijo bastardo que destruiria al Gran Demonio, pero ¿No estaras diciendo que ahora TÚ crees en esa profecia, verdad?

Haciendo usó, posiblemente incosnciente, de sus habilidades "nuevas" tan solo hincó sus manos por dentro del cuerpo de Harlock, pasando por entre su armadura como si de mantqeuilla derretida se tratase... Y su cuerpo se hundío en la tierra, mientras un gran campo de flores crecío rapidamente en aquel ambiente putrido... Akasha se quedó algunos segundos mirando aquellos brotes, y en un momento justo cuando la lluvia a su alrededor dejaba de golpear con la fuerza que tuvó momentos antes, comentó al cielo sin siquiera voltear su mirada hacia sus compañeros...

-Deben de regresar... La ciudad de Stratos seguramente será atacada por las fuerzas de "Aquel, Dios Negro y sin Nombre" y necesitaran toda la ayuda posible... Pero yo no puedo regresar ya.

-¿Y que harás, dama de la Escarcha? ¿Abandonaras a tu gente en este momento de debilidad?

-No... Buscare ayuda... Buscare al Hijo Bastardo y lo traere para que nos salve... De mi dependera que la muerte de Harlock no haya sido en vano...

Y sin decir más, avanzó hacia el Norte, a cualquier lugar donde pudiera encontrar algo que calmara su dolor... Los demás Lobos Solitarios tan solo veian eso con un poco de ansiedad, pero en su mayoria sentían más pena por ellos mismos que por su amiga, despues de todo aquella mujer tenia tanta razón: Estaba comprometida a vengar a su amor, y habiendo los demonios destruido su corazón, ella no tenia más que vagar por el mundo en busca de una cura para su alma... ahora "bendecida" por el poder del Avatar, desafortunadamente ella jamás encontraria paz, pues su fuerza divina, su Avatar, se habia convertido en el del Llanto y su vida mantendria como eje su dolor por siempre...

Esta historia se la dedico a JOAL, a Xicuris y a Dagmita... A los dos primeros por que me han dado apoyo de forma en que no cese el escribir, e incluso me han alentado: Gracias amigos, la verdad me hace mucha ilusión que me digan que esta saga que he hecho con mi vida tenga futuro.

Dagmita, sin ti no tendria más luz que la que las noches me proporcionan... Es un hecho que te quiero muchisimo, y por eso contigo a mi lado sé que puedo recrear mejores momentos no solo para mis historias, tambien para que yo recuerde cosas buenas de la vida.

2 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
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