lunes, julio 11, 2005

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Bueno, vamos a poner una de mis historias. Y como toda buena historia, hay que poner como inicia el mundo. Espero les guste, y si así es: Dejen un comentario porfavor!!!! Para saber que al menos hay quien lee esto... Gracias.

Años atras, muchos años antes de que la gente siquiera pudiera darle nombre al tiempo, cuando en el universo la realidad era solo una vil excusa para saber que habia algo... Habia un ente, una especie de ser que se encontraba alrededor de la oscuridad, de la nada, era un ser enorme como la imaginación misma, era algo mucho más poderoso que un dios... Era KIN...


Colmillos de Guerra.

Se sabia poderoso, bondadoso, engreido, amable, despreciable, furioso, sabio, profeta, eterno, era todo en su interior... Pero no sentía un lleno, por increible que pareciera. La furia tomó imporatancia e hizo que golpeara parte de si mismo, provocando grandes fuerzas que se acoplaban a los movimientos etereos de la nada. Al ser más que un dios, no podia sngrar como nosotros creemos que deberia, por el contrario de su interior se desprendieron tierras, arenas, volcanes, varias formas de suelo hermoso y fertil. En aquel arranque de ira, vio su propia eternidad y maldíjo su naturaleza tan divina, de manera que terminó por arrancarse su propia vida... ¿Que palabras, en el lenguaje arcaico que nosotros hablamos, podria explicar su muerte? En realidad no las hay, pues KIN nuca murió... Su sangre se convirtio en mares y rios, sus "huesos" hallaron reposo en polvo maravilloso que hoy conocemos como nubes. Sus ojos se convirtieron en dos grandes piedras que alternaban sus movimientos alrededor del mundo que acababa de nacer: Pero estaban muertas, no tenian brillo, no tenian algo que las hiciera ser libres en el nuevo amanecer...

Y de su corazón se desprendieron siete joyas, siete almas puras y sin mayores miramientos que ser... Cada una cayó en diferentes lugares, en donde se desarrollaron... En los bosques, en las estepas, en los cielos, en las aguas, en los volcanes, en todas partes... Asi fue el nacimiento de los Dioses... De aquellos que son SERES...

En las tierras del centro donde todo era fertil creció Asmodeus, señor de la naturaleza y la juventud eterna, quien podia manejar el crecimiento de todo a su alrededor, pues con un solo movimiento de su mano podia hacer crecer flores de todos los colores, plantas de variados tamaños y frutos de todos los sabores. Su imagen era la de un hombre alto y con porte elegante, pero siempre llevaba una cota hecha de ramas y una flecha por brazo...

Al sur del mundo, donde los vientos eran muy frios vivió Faustus, señor de la vida y la muerte quien con su llegada dió fuerza a los vientos, valor a las nubes, pues todo se convertia en un cataclismo de nacimientos y pereceder cíclico. Su imagen era la del anciano de barba gris y larga con su porte enigmatico, cubierto siempre por una tunica y una hoz asesina.

Al este se hizo un crater, y cayó ahi Ladon, señor de la furia y la sabiduria... Pero su impacto causó que la sangre de la tierra corriera y un volcan emergiera rapidamente; Con sus cenizas cubrió parte del mundo, y fertiles campos tropicales nacieron. Su imagen fue la de un gran reptil dragonesco hecho de piedra y fuego. Su rostro nunca emergia de las llamas, pero no causaba más que el entendimiento que Aquel tenia de todo y del todo.

Al oeste, a la orilla de los mares fue donde se desarrolló Cronos, amo del tiempo. Veía su reflejo en el mar, y cuando golpeaba creaba espuma y olas, pero al guiñar sus ojos se detenia todo a su alrededor... Se veía a si mismo como un guerrero de cinco brazos, cargando en cada mano un arma diferente, y un porte enérgico.

Al norte del mundo de ese entonces habria de caer en un lugar donde se mezclaban cada unas de las efimeras creaciones ya mencionada Abraxas, el Destino... Y fue el quien decidió cuando y donde caerian sus congeneres. Su seño no existia, ni su fuerza más alla que la imaginación... Abraxas era, es y será...

Sin siquiera tocar el suelo por una sola vez, Susej quedó levitando alrededor del mundo... Y se convirtío en Luz... En justicia y verdad, pues en el cielo no habia errores ni malentendidos. Y tampoco se creó de una imagen que no fuera imposible de ver.

Finalmente, el septimo, Aquel caeria al interior del mundo, donde no habia ni siquiera la luz que sus "hermanos" creaban para alumbrar las bellezas que el mundo exterior tenia... Sería Maldad pura, confrontada consigo misma por el resto de la eternidad. Y su forma era repugnante, despreciable, era aquello que nadie deseaba aceptar de sus corazones... Era la maldad, "aquella que no tiene nombre..."

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