viernes, febrero 16, 2007

Colmillos de Guerra: Espíritu blanco

I.

La Guerra ya habia dado un inicio abrupto... Los Clanes que apoyaban al Sire del Viento habian logrado repelir a todos y cada uno de los ataques sufridos en su territorio en el Este de Tantra. Aquellos que asi mismo apoyaban al Sire de la Tierra hacian lo suyo en su territorio al Oeste.

Sin embargo no necesitamos hablar de eso...

En las nevadas tierras de las Montañas de Luz de Luna al sur, hubo un incidente bastante peculiar que hasta el día de hoy ha sido contado de generación en generación. Se decía que habia una raza de personas que podian caminar entre las tormentas más furiosas como si se tratara de una simple llovizna primaveral; Se hablaba de siluetas de personas corriendo cuesta abajo con velocidades inimaginables...

"Tan solo unos kilometros más... Unos cuantos más y llegare a la ciudad."

Chamanes... Magos y guerreros que podian unirse a los espíritus del Inframundo, de la naturaleza e incluso con demonios... Mucho se especulaba de sus origenes, divinos siempre, pero mundanos al fin y al cabo. Los rumores abarcaban que se trataba de Lineas de Sangre provinientes de algunos Dragones con gente de varios clanes, y de ahi que tuvieran la oportunidad de pactar con los espiritus; Otros comentaban que se trataba de personas imbuidas con la gracia divina de los Dioses... Avatares como los que ancian en el clan del Lobo Solitario.

La verdad era otra... Tan solo se trataba de Lobos Blancos envueltos en encontrar la unión del mundo espiritual y el fisico, entender las ventajas de aquellas uniones y brindar un puente a un conocimiento más profundo de la naturaleza del mundo.

"Espero el Patriarca ya esté listo. No puedo esperar a la Unión... Ya quiero reunirme con ellos nuevamente..."

Nunca importaban que tanto crecieran lasfuerzas de las tormentas, esas personas continuaban placidamente con sus recorridos para llegar a sus destinos... Y aquel joven, de quien apenas se alcanzaba a notar su tunica negra felizmente se dirigia a la ciudad de Kramil a pesar de la terrible tormenta de nieve. Kramil era la unica ciudad fundada exactamente al inicio de la Guerra por dos clanes de lealtades distintas: Lobos Blancos y de Montaña...

¿Acaso la guerra debia alejar a los hermanos, aun cuando estuvieran sujetos a pactos más importantes... podia haber un apcto más importante que la sangre misma? PArecia que estas dos castas no pensaban asi... Al menos asi era en esa epoca.

Habia un nombre que se repetia en el aire mientras el joven viajaba...

¿Como...?

¿Porque...?

"Eriatarka..."

Era el mismo nombre que los árboles repetian a cada instante, alegres también por la simple felicidad que irradiaba del joven.

La ciudad lo recibiria con las puertas de madera abiertas, co las torres gemelas desde donde un arquero le aplaudiria su arribo a tiempo, y donde el fuego de la hoguera de la plaza central bailaria al verlo entrar tranquilamente, despues de haber estado corriendo por tanto tiempo. Alguien comenzaba a gritar que "La Ventisca" finalmente habia llegado, lo que daria inicio a una nueva Unión esa noche; Las festividades por sus propias ceremonias eran sagradas para ellos y una Unión lo era aun más.

Lo que en ese momento no sabian es que dos epqueños grpos llegaban cada uno por distintas entradas de la ciudad... Venian para pedir el consejo del Patriarca y para ganar su favor en la Gran Guerra de la Destrucción.

Ninguno sabia que el otro se encontraba al mismo tiempo en la ciudad, pero era de conocimiento común que ambos se tenian un odio profundo... (NdA: Bueno esto es obvio, digo,... si son quienes dieron inicio a la guerra, me aprece logico) Ambos lideres acompañados por uus guerreros de mayor confianza y lideres de los clanes que los apoyaban.

Del lado del Sire del Viento se encontraban Spike Kradluos, señor de la Cruz Dorada, Pablo Tarjka, líder de los Zenobianos y Degard Sarla, Reina del Clan D`Sarla... Atraian la atención de todos y cada uno de los habitantes de la puerta del Este de Kramil, entre la belleza infinita y diabolica caracteristica de su gente... Y entre que la postura del lider de los Dragones de Viento era inexpugnablemente impositoria: Envuelto en su gran armadura de oro y plata, cargando su mandoble recubierto de rubies y diamantes, mientras su larga cabellera grisacea se movia al compás del viento... Y su mirada, rigida y dura. Era la mirada de alguien que parecia no conocer la felicidad...

En la puerta Oeste iba entrando el Sire de la Tierra y a su lado caminaban Quetzal-Fah y Verión Tingril, señores de la Serpiente Emplumada y de la Cruz Dorada respectivamente. Los lideres parecian venir de vacaciones, en un buen modo, estaban alegres... No parecian tomarle mucha atención a la guerra que se peleaba desde hacia un año atras, y menos aúnq ue mucha gente en ese lado del continente de Tantra no lo veia con muy buenos ojos... En cambio el Líder de los Dragones de Tierra venia más tranquilo y ligero de ropajes, a diferencia de su nemesis del Viento. Tan solo traia ropa de montaraz y sus dagas de colmillos de serpiente... Pero una risa abrigadora y calida.

Sin embargo no tendria que pasar mucho tiempo antes que los dos grupos se encontraran... Exactamente enmedio de la ciudad, frente a la fogata sagrada y en el momento en que daría inicio la Unión... Ambos Sires se miraron...

El odio surgia de los ojos, com si de veneno inyectado se tratase...

La magia comenzaba a ser invocada...

Las armas aparecieron al sonido de los guerreros...

El grito de batalla estaba a punto de ser dado, y sin mebargo ni una sola de als personas que se encontraban ahi se movio ni un centimetro... no por la inseguridad o miedo que podrian tener, el cual no tenian, simplemente no estaban dispuestos a permitir que su ciudad se viera envuelta en una guerra estupida...

De hehco, ninguno de los dos lideres eran dados a la violencia en lugares repletos de gente inocente, claro que tampoco era muy propenso el que ambos se encontraran en un mismo sitio... ¡Que irónico fue el destino al hacerlos enfrntarse en la ciudad donde Eriatarka era señor!

El Chaman no era partidario de ninguno de los dos bandos, sin embargo no era tampoco un mal anfitrión...

"¡Señores lideres, que amables al ver venir a compartir con nosotros la Unión de esta noche! Teniamos pensado hablar con los espíritus de la nieve y de la noche, pero su presencia nos ha inspirado a contactar con algunas personas más importantes..."

La nieve que se encontraba en los hombros de su tunica repentinamente se convirtió en una nueva tempestad que caeria encima de los siete guerreros, helandolos y deteniendolos inmediatamente antes de que comenzaran cualquier cosa.

"¿¡Que te hace pensar que permitiremos la invasión de esos... esos perros del Este a tu ciudad sin que hagamos anda al respecto!? Aqui será derramada sangre, y será para finalizar la guerra."

"¡Nosotros somos los que liberaremos a esta ciudad de ustedes, calaña de la oscuridad! Si ha de derramarse sangre, será la suya... Podrida hasta lo más profundo."

Eriatarka no contestó nada... Menos aun cuando la dama Verión y Spike Kradluos habian sacado sus hachas para pelear. Simplemente posó sus manos por encima de la tierra y comentó con voces guturales, mientars sus ojos se oluminaban, el cielo se oscurecia... Y todos los habitantes se rendian a los pies del Chamán...

Lo que escucharon ese día, fue algo que se debate aun en fechas modernas. Pero fue de revelaciones tan increibles que la guerra de los Dragones jamás alcanzó una ciudad, solamente los campos...

¿Que sucedio? Posiblemente las voces del más allahelaron la sangre de los lideres... Quiza solo fue una buena experiencia... quiza nadie lo sabrá jamás.

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